martes, 16 de junio de 2009

Suplicar



Cindy jacob

Suplicar significa pedir fervientemente a Dios al punto de llegar a rogar o mendigar.
De hecho, según la Concordancia Bíblica Strong, la pala¬bra suplicar significa «mendigar». Este tipo de intercesión no se enseña mucho. Es el tipo de oración que hubo antes de Pentecostés, del cual se habla en Hechos 1.14: «Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos».

Las súplicas y la oración de esfuerzo (que trataremos más adelante) están íntimamente relacionadas. Las súplicas pue¬den compararse con una mujer a punto de dar a luz; ya no hay forma de detener el nacimiento. Es un tipo de oración que dice: «Dios, esto debe hacerse ahora mismo». Este tipo de oración a menudo se hace a favor de personas que se encuentran en una situación de vida o muerte. Tal vez el Señor detenga a alguien en sus pasos para que eleve una oración de súplica, como un grito de socorro. En lo que a mí respecta, el Señor me da este tipo de clamor en el medio de la noche cuando me despierto sobresaltada y comienzo a orar fervientemente, por una persona cuyo rostro se repre¬senta repentinamente ante mis ojos.

Esto me sucede con cierta frecuencia, y a menudo ocurre cuando hay personas en una grave situación necesitadas de la intervención divina. Dios busca a alguno para que se ponga en la brecha, y yo le he dado completa libertad para que me despierte a cualquier hora para este propósito. De hecho, como podrán recordar, las oraciones de súplica fueron las que me dieron la pauta de que Dios me ofrecía el don de intercesión.

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