martes, 16 de junio de 2009

Atar y Desatar Negativa y positivamente



Cindy jacob

De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
Mateo 18.18-19

Dos de las armas más poderosas en la guerra espiritual son el atar y el desatar, o sea impedir y permitir. Ha habido algo de confusión en cuanto al significado de las palabras atar y desatar y en lo que respecta al precedente espiritual para los mismos. Observemos primeramente el significado de atar y desatar y demos algunos ejemplos prácticos. Gary Kinnaman ofrece la siguiente base teológica con respecto a atar y desatar.

El uso de la frase atar y desatar en realidad no se originó con Jesús. Era una expresión frecuente del dialecto de los rabinos judíos del primer siglo. De acuerdo con Alexander Bruce, en el The Expositor's GreekNew Testament [Nuevo Testamento Griego del Expositor], las palabras atar y desatar (griego: deo y luó) significaban simplemente «prohibir y permitir», es decir, establecer (Vol. 1, p. 225). En el tiempo de Jesús, las autoridades religiosas judías se reservaban el derecho de establecer guías o claves para la prác¬tica religiosa y la interacción social.
Pero deo (sujetar, atar) también expresa el control sobrenatural.

En Lucas 13.15-16,
Jesús reprendió a un líder judío:

Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata [grie¬go: luo, desatar] en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado [griego: deo, su¬jetar] dieciocho años, ¿no se le debía desatar [griego: luo, desatar] de esta ligadura en el día de reposo?

Los líderes judíos en los tiempos de Jesús sólo entendían el lado natural del acto de atar o desatar, y Él les estaba niostrando, a través del encuentro con la mujer atada por enfermedad, que estas palabras tenían un lado sobrenatural. Observen que Jesús dijo específicamente que era Satanás el responsable de haber atado a la mujer.
Es comprensible que los líderes judíos hayan estado eno¬jados con Jesús por haberles dicho a sus discípulos que ellos tenían autoridad para atar y desatar, ya que ellos (los discípulos) no formaban parte del sistema religioso/político preestablecido por el pueblo judío. Sentían que El no tenía derecho de otorgarles la autoridad que les estaba dando. No entendían que Él les confiriera autoridad en el plano invisible en los lugares celestiales. Este es el ámbito donde verdaderamente se ata y se desata y desde donde pueden ser atadas o desatadas (prohibidas o permitidas) todas las cosas que están en el ámbito terrenal.

Atar

Hay dos maneras de atar: de forma positiva y de forma negativa. Ambas son importantes en la guerra espiritual. Primero veamos cómo se ata de una forma negativa.

Atar en forma negativa

Una de las maneras más sencillas de entender el acto de atar negativamente es por medio de una ilustración extraída de mi ciudad. Weatherford está llena de cosas que pueden esperarse de un pequeño pueblo de Texas. Por ejemplo, una vez por año tenemos un rodeo. Vienen vaqueros de todas partes para competir en actividades típicas de su oficio tales como enlazar (demostrar su habilidad al enlazar a los anima¬les con su soga), montar caballos sin domar y atar a los terneros (para información de todos, ¡un ternero es un ejemplar de ganado vacuno con dentición de leche!). El suceso que mejor representa el acto de atar es el enlazado y posterior atadura del ternero. Un vaquero a caballo persigue y enlaza a un ternero, lo tira al suelo y luego junta y ata sus patas para que no se pueda mover. Después de esto, el vaquero levanta sus manos en un gesto de victoria. •

Este es el cuadro de lo que sucede en el reino espiritual cuando oramos y sujetamos o atamos a Satanás impidiéndole que tenga alguna relación con una situación dada. ¿Cómo funciona esto?

Primeramente, tomamos conciencia de cierta situación en la cual Satanás intenta causar problemas. Tomemos como ejemplo a la falta de unión. Satanás trata de meterse en el medio de un grupo de una iglesia y susurra en los oídos de la gente cosas como estas: «Tu pastor en realidad no te ama. ¿Te acuerdas de la vez que estuviste enfermo y no te vino a visitar?» o, «La organista no te dirigió la palabra hoy. Proba¬blemente ha estado hablando mal de ti cuando no estás presente». Comienza a arrojar por todas partes su mugre y si las personas no se dan cuenta de lo que está sucediendo, comienzan a desconfiar el uno del otro y se produce un distanciamiento entre ellas.

En segundo lugar, al ser intercesores, comenzamos a notar la falta de unidad y acudimos a nuestro lugar de oración. Usando como ejemplo al vaquero, tomamos nuestra soga, que es la Palabra de Dios, y montamos en el vehículo de la oración para detener las obras de Satanás.
En tercer lugar, lanzamos nuestra soga al proclamar la Palabra de Dios: «¡Satanás, te sujeto (o ato) en el nombre de Jesús! La Palabra de Dios dice que todo lo que atemos en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatemos en la tierra será desatado en el cielo. ¡Te ordenamos que dejes de causar desunión en esta iglesia!» Podemos decir con la precisión de las Escrituras: «¡Satanás, de acuerdo con la Palabra de Dios, te prohibo en el nombre de Jesús de Nazaret, que sigas provocando contienda!»

Algunas situaciones requieren de la participación de más de una persona para poder atar a Satanás, y el acto de atar (que es una arma) debe estar acoplado y de acuerdo (otra arma) con la oración. Si volvemos a la ilustración anterior, podríamos decir que un ternero puede ser fácil de dominar, mientras que es muy factible que un toro enloquecido arras¬tre a un vaquero alrededor de la pista. La oración puede ser efectuada por un grupo reunido o por personas que han sido notificadas para orar al mismo tiempo, tal como una cadena de oración. Cada persona que ora lanza una soga hasta que las oraciones detienen al toro salvaje, o sea el ataque de Satanás.
El arma del acto de atar es tan efectiva a larga distancia, como lo es de cerca porque en realidad no existe la distancia en el mundo espiritual. Dicho de otra manera, no es necesa¬rio estar con la persona atacada para elevar una oración que ate y detenga la obra del enemigo.

Hace un par de años me despertó muy temprano por la mañana una llamada de emergencia hecha por una mujer que estaba sollozando. Finalmente me di cuenta quién era y cuál era su problema. Contestó entre sollozos que una persona muy cercana a ella había sido llevada a un hospital siquiátrico y me pedía que orara. Inmediatamente me despe¬jé y comencé a orar con vigor, y a atar al enemigo impidién¬dole que entrara a la mente de su amiga. «Sentí» algo. Era como si una gran cadena hubiera caído de la mente de su amiga y una gran paz vino sobre nosotras. Aproximadamente una semana después ella volvió a llamar para decirme que su amiga había sido completamente restaurada esa noche y dada de alta a la mañana siguiente. Las manos del enemigo fueron atadas para impedir que alterara su mente y recibió liberación.

Atar en forma positiva

Los intercesores a menudo pasan por alto un aspecto muy interesante del poder del acto de atar. Este aspecto es el acto de atar en forma positiva. Esto sucede cuando proclamamos la Palabra de Dios ante una situación dada. Las palabras habladas tienen poder. Nosotros estamos hechos a la imagen de nuestro Padre, y Él literalmente creó al mundo por medio de su Palabra. Proverbios 18.21 dice. «La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos».

Al atar en forma positiva, por medio de la proclamación de la Palabra de Dios, debilitamos al enemigo e impedimos que oponga resistencia a los propósitos de Dios.

El ejemplo más poderoso del acto de atar en forma positiva lo dio Jesús mismo, cuando luchó contra Satanás en el desierto. Jesús proclamó vez tras vez la Palabra de Dios en contra del enemigo, hasta que quedó tan debilitado que fue anulado su poder para tentar a Jesús.

Toma nota de un aspecto de esta manera de atar. No siempre detiene al enemigo en forma inmediata. Muchas veces el forcejeo será intenso y puede llegar a durar un largo tiempo, tal como los cuarenta días en que el Señor luchó con Satanás en el desierto. Trataremos este tema en profundidad más adelante.

Si retomamos nuestro ejemplo anterior, de una iglesia afectada por la falta de unidad, podríamos aplicar esta forma positiva de atar al proclamar el Salmo 133.1, donde la Palabra de Dios dice: «¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!»
Cuando ores por tus seres queridos, por los que están en rebeldía o los que necesitan al Señor, las Escrituras comen¬zarán a hablar a sus corazones. La Palabra de Dios comenzará a vivir en ellos y combatirá las palabras habladas por sus malas compañías y las cosas que se levantan en contra del conocimiento de Dios.

Proverbios 6.20-22 tiene algo muy interesante para acotar con respecto a las palabras: «Guarda, hijo mío, el manda¬miento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello». Es interesante que las palabras de un padre y de una madre, cuando están atadas en el corazón, verdaderamente guían al hijo.

Cada vez que hagamos uso de la forma negativa de atar a atañas en el área de la vida de alguno al usar palabras como: «Satanás, te ato y te prohíbo que obres en la vida de mi hijo», debemos también atar en forma positiva y plantar la Palabra Dios en la vida de esa persona. Jeremías 1.10 dice: «Mira te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, i para edificar y para plantar».
Cuando Jesús entró al templo, para echar fuera a todos los que vendían y compraban, proclamó la palabra que tenía el 1 efecto de atar en forma positiva: «Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Lucas 19.46). Jesús tenía muchos motivos para proclamar I esta Escritura en ese momento, pero uno de ellos era para atar o proclamar la Palabra de Dios sobre el templo y volver a establecerla como una casa de oración.

Desatar

El desatar en oración es un tipo de intercesión que libera | a los cautivos de las manos del enemigo. Permíteme darte un I ejemplo extraído de la experiencia de un equipo de interce-| sión y luego terminar con un examen de las técnicas aplica-í| das en el ejemplo.

El equipo de intercesión del Congreso de Evangelización Mundial Lausana II, llevado a cabo en julio de 1989 en la ciudad de Manila, estaba reunido para una vigilia de oración. Guerreros de oración tales como Robert Birch, Benjennings de la Cruzada de Oración Gran Comisión y Joy Dawsonl oraban junto con otros poderosos gigantes de la oración reunidos allí, quienes tenían las espadas afiladas, por causal de los años pasados en guerra, atravesaban rápidamente las maquinaciones de Satanás. Había varios pedidos por los que estábamos orando cuando llegó un pedido especial en favor | de un misionero llamado Bruce Olson. Para comprender la importancia de esta petición, es importante conocer la totalidad de lo que Dios ha hecho a través de Bruce Olson.

Él es un misionero que trabaja con los indios motilones en Colombia. Su vida ha sido de gran inspiración para j aquellos que Dios llama al campo misionero. Él había ido al campo misionero a la edad de diecinueve años sin ninguna experiencia previa, pero sentía un profundo llamado de Dios. Sus primeros intentos por alcanzar a los indios casi le costó la vida, ya que los motilones tenían la dudosa fama de matar a todos los que se les acercaban.

Luego de intentar alcanzar a los indios, durante varios años, aprendiendo su idioma y negándose a bajar los brazos, Bruce había guiado a muchos de los indios al Señor. También les había hecho mucho bien al enseñarles métodos de traba¬jar la tierra y al promover el cuidado de la salud y la educa¬ción.

El conocimiento de su sacrificio previo estaba en nuestros corazones cuando escuchamos el pedido: Hacía nueve me¬ses que Bruce Olson había sido capturado por guerrilleros enemigos que querían usarlo en contra de los indios. Los guerrilleros habían anunciado que Bruce Olson sería asesi¬nado.

Recibimos este pedido con una sensación de gravedad. Sabíamos que no se trataba de una simple amenaza, pues otros ya habían sido asesinados por el mismo grupo. Tam¬bién estábamos conscientes de que Bruce estaba listo para encontrarse con su Señor, pero aún no parecía ser el tiempo de Dios para que partiera. Al ponernos a orar, cada uno de nosotros sentía que el Señor quería detener a los guerrilleros y usar a Bruce para ministrar aún más. El enemigo debía ser detenido y el cautivo debía ser liberado.

La fecha era 12 de julio de 1989, del miércoles por la tarde. Se le pidió a Joy Dawson que dirigiera al grupo en oración en favor de Bruce. Joy es una general de generales en el ejército de Dios y encara la intercesión con seriedad. Ella es una pequeña y hermosa mujer, oriunda de Nueva Zelanda, de ojos verdes y expresivos. Joy se puso de pie y aguardó delante de Dios antes de comenzar a orar. Durante esos momentos sentí que Dios estaba listo para entrar en acción y que nosotros estábamos por participar en esta mujer.

Ella comenzó dando gracias a Dios por su soberano y completo control sobre la situación. A continuación, entregó a Bruce en las manos de Dios y declaró su confianza en Él sabiendo que obraba a favor de Bruce. Luego le pidió a Dios que hiciera algo que diera la máxima gloria al Señor Jesús en esta situación de Bruce con sus captores y desató la fe confiando que esta oración sería respondida.

Acto seguido, le pidió a Dios que enviara ángeles que ministraran a Bruce y que mantuviera su mente en perfecta paz.

Joy se puso en la brecha entre Bruce Olson y las fuerzas satánicas. Los intercesores estaban de común acuerdo, cuan¬do ella comenzó a batallar en los lugares celestiales con la autoridad que viene de saber que el Comandante en Jefe celestial le había otorgado el derecho de hacerlo.

Ella empuñó la espada del Espíritu con valor al atar a las fuerzas de las tinieblas que obraban en contra de Bruce, de acuerdo con Mateo 18.18: «[...Jtodo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo». Luego declaró que la sangre derrama¬da del Señor Jesús era el fundamento de la derrota total de Satanás y ejerció fe en el nombre del Señor Jesucristo desa¬tando a Bruce Olson de todo el poder y los planes del enemigo. Concluyó alabando a Dios por su omnipotencia y por sus planes que estaban en acción.

No supe de la liberación de Bruce Olson hasta después de regresar a casa desde Manila, cuando recibí una revista cristiana que contenía un relato sobre él. Al leer el artículo y ver la fecha de su liberación, me impactó profundamente descubrir que había ocurrido xactamente una semana des¬pués de la intercesión llevada a cabo en el cuarto de oración en Manila. Sabemos que gran cantidad de personas habían estado orando durante esos nueve meses por su liberación, pero sentimos que la intercesión realizada en ese día en particular ayudó a liberar a un cautivo para que se cumpliese la voluntad de Dios para su vida.

Este también es un ejemplo, tanto de atar como de desatar, para poder lograr la respuesta deseada. La intercesión pri¬mero prohibió a los guerrilleros asesinar a Bruce Olson, quien luego se le permitió salir en libertad por medio de ' oración.

Una oración que desata puede producir los siguientes efectos:

1. Puede llegar a producir la liberación física de un cautivo, como en el caso de Bruce Olson.

2. Puede liberar a una persona de un mal o de una enfermedad como en el caso de la mujer a quien Satanás había atado por medio de una enfermedad.

3. Puede desatar o declarar la voluntad de Dios que debe ser hecha en determinada situación.

4. Puede dar libertad a Dios para que entre y cambie situaciones. La Palabra de Dios dice, por ejemplo, que ha escogido tomar acción en las necesidades que le hemos presentado en oración: «Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese» (Isaías 59.16); «no tenéis lo que de¬seáis, porque no pedís» (Santiago 4.2).

Para resumir el tema de atar y desatar, podríamos decir lo siguiente:

1. El acto de atar detiene los ataques del enemigo.

2. El acto de desatar libera o permite que la voluntad de Dios penetre en una situación, porque Dios ha que¬rido que sus propósitos se realicen mediante la peti¬ción en oración.
Espero que estos antecedentes y ejemplos de las Escrituras te ayuden a entender mejor el lenguaje de la intercesión y a saber aplicarlo. Observemos ahora otro aspecto mal enten¬dido de la oración intercesora, un aspecto que parece apar¬tarse del pensamiento racional porque afecta nuestras emo¬ciones.

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