miércoles, 17 de junio de 2009
Nacidos Para la Batalla
Pr José Cubillos
Fue un día triste para Adán y para el resto de nosotros cuando llegó a un fin sorpresivo su cómoda vida en el huerto del Edén. Aunque Adán fue creado para tener dominio, su decisión de desobedecer lo cambió todo. . . perdió su estado de soberanía real sobre la creación Dios, y Llegó a ser un esclavo del pecado y un asalariado bajo las condiciones de Satanás. Por su acto de desobediencia, Adán cedió su soberanía real a Satanás, quien desde entonces reclamó el dominio que le ofreció la desobediencia del hombre y llegó a ser "el príncipe de este mundo".
En Edén, Dios decretó la enemistad entre la simiente de la serpiente y la Simiente de la mujer. A causa de esto, la ley de la lucha se convirtió en la ley de la vida para la raza humana. Después de esto el ojo siniestro del engañador estaría en perpetua alerta en cuanto a las evidencias de la llegada de la Simiente para hacer planes procurando evitar la llegada de Este que había de aplastar su cabeza.
En la plenitud de los tiempos de Dios, el Señor Jesucristo, la Simiente de la mujer y el eterno Hijo de Dios, nació. Como el Hijo del Hombre sobre la tierra, Jesús no fue un mero ciudadano civil sufriendo pasivamente los ataques y vejámenes de Satanás. El fue el Pionero y Capitán de nuestra salvación prototipo del Soldado de la Cruz, avanzando por la solitaria senda hacia la Victoria por los sufrimientos de la muerte. El clavar Sus pies a esa cruz no podía impedir que aplastara la cabeza de Satanás bajo su talón. Y con Sus manos horadadas por los clavos se des¬prendió de los poderes malignos que intentaban impedirle ascender al trono.
Ahora glorificado y sentado a la diestra del Padre, "sobre todo principado y autoridad, poderío y señorío", Jesús como Señor de todo está fuera del alcance de los ataques de Satanás. La obra completa del Calvario es ahora totalmente inexpugnable, nada que haga Satanás puede cambiar el carácter concluyente del golpe de victoria que aplastó su cabeza.
Sin embargo, las inferencias de esa victoria sobre los poderes del mal y sus aplicaciones en el mundo de los hombres están ahora en las manos de la Iglesia sobre la tierra.
Consecuentemente, la amarga enemistad de Satanás se dirige ahora contra la Iglesia para ventilar su ira contra la Cabeza por medio de los miembros de Su Cuerpo. En su carácter de adversario, Satanás vive a la expectativa de robar la obra acabada de Cristo de su efecto total entre los hombres. Sus dardos de fuego hacen blanco en los miembros del Cuerpo de Cristo que no han aprendido a tomar su ubicación en los lugares celestiales con Cristo por la fe y que afrontan la vida sin tomar para sí, por la oración, toda la armadura de Dios. El se preocupa preferentemente con aquellos que están proclamando las Buenas Nuevas de la obra terminada de Cristo en los rincones remotos del mundo.
Por la hostilidad del diablo, la obra de conformar a los miembros del Cuerpo de Cristo a la semejanza de la imagen del Soldado de la Cabeza es una de las prioridades en la lista del Espíritu Santo. Como creyentes estamos en Cristo y El en nosotros, y esto significa que Su agresión contra Satanás debe expresarse por nuestro medio. Así que, ya no estamos libres para desempeñar nuestro papel como civiles, viviendo como si no existiera guerra. Nuestra actuación como soldados es descrita a través del Antiguo Testamento y ahora se establece por nuestra unión con nuestra Cabeza triunfante y se confirma en el Nuevo Testamento. La historia de los santos de cada era es una de conflicto, la senda que recorre el discípulo al seguir a su Señor es de lucha segura.
A esta altura, hagámonos unas serias preguntas:
* ¿Estoy expresando yo la enemistad que Dios puso entre el diablo y la Cabeza de la Iglesia?
* O, ¿estoy buscando la 'detente*, coexistencia, y paz por componendas?
* ¿Estoy disponible para mi Señor como un instrumento útil, listo para Su uso en la guerra?
* ¿Estoy enterado de lo que enseñan las Sagradas Escrituras acerca de mi parte en el conflicto espiritual?
Se dice que "la batalla de Waterloo se ganó en las canchas de juego de Eton": Los principios esenciales que produjeron la derrota de Napoleón se desarrollaron en la cancha de fútbol. Si no hubiera existido la disciplina de la cancha de fútbol, podría haber habido resultados diferentes en Waterloo... El muchacho jugando en defensa de su colegio aprende que la voluntad del individuo debe doblegarse en todo momento a la voluntad del capitán. El juego le hará dar todo lo que tiene para la gloria de su equipo, no sólo para conseguirse un nombre de fama. Pareciera atrevimiento y osadía transferir el pensamiento y decir que la batalla de la cruz fue ganada en el campo de oración del Getsemaní, pero lo digo en serio. Si no lo fue realmente en términos del encuentro con el enemigo, por lo menos lo fue desde el punto de vista del principio vital.
El Soldado de la cruz había enseñado a Sus discípulos la necesidad de orar, "hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". La deducción obvia es que Dios ha limitado ciertas de Sus actividades a la respuesta de las oraciones de Su pueblo. Si ellos no oran, El no actuará. El cielo puede desear que algo suceda, pero el cielo espera y alienta la iniciativa de que la tierra desee esa voluntad, y entonces anhele y ore para que así suceda. La voluntad de Dios no se hace en la tierra por una omnipotencia inexorable e irresis¬tible "allá lejos" imponiéndose o atropellando la voluntad del hombre sobre la tierra. Por el contrario, Dios ha querido que Su mano se detenga mientras busca un hombre, un intercesor para rogar, "hágase tu voluntad en la tierra", en esta o aquella situación específica.
La cruz de Jesucristo representa el único punto céntrico en la historia sobre el cual se enfoca la obra redentora del hombre por Dios y que culminó en un acto infinito, masivo.
El Getsemaní representa el principio vital que hace posible que esa obra redentora sea consumada con éxito sobre la tierra. Así que profundicemos nuestra consideración de este "acto infinito, masivo": Camino a la cruz se ve al Salvador pasivo, un hombre sobre el cual actuaban, no un hombre activo. Fue tomado, llevado, azotado, escupido, y finalmente clavado a la cruz. Fue llevado "como oveja al matadero", una víctima llevada, su sangre derra¬mada. El Cordero de Dios fue una víctima presio¬nada entre la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, y la voluntad maligna de hombres desal¬mados.
En la silenciosa soledad de los olivares de Getsemaní, Jesús aparece en un papel activo. Si actuaron sobre Su persona en el Gólgota, El es el principal actor en Getsemaní. Es aquí donde se dispone a soportar los dolores de parto de un exigente conflicto de oración y activamente doblega Su voluntad para que Dios haga Su obra por El sin considerar el costo para Sí mismo. Su espíritu atribulado se expresa en gemidos, llanto en alta voz y lágrimas.
La batalla se alista... La intensidad aumenta. . . Las legiones del cielo avanzan para ayudar, pero éste no es su campo de batalla, es de El solo. Su voluntad es atacada en cada punto. "Era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta tierra. Aquí se hace la obra de Dios como Dios manda, Dios lo quiere en el cielo, y un hombre lo quiere en la tierra El sacrificio en el Calvario sucedió primero porque desde el fondo de Su alma en el lóbrego Getsemaní, el Soldado de la Cruz deseó con Dios que sucediera. A medida que se elevan los gemidos de Su oración, consejo determinado del sacrificio de Su Cordero.
El Padre se mueve. Soldado de la cruz gana Su batalla en el campo de oración de Getsemaní sólo con una oración de una frase, pero comprometía Su vida. Allí el Salvador combatiente se arrodilló y "disparó el tiro que resonó por todo el mundo: Hágase tu voluntad. En su lucha en el Getsemani , El Señor Jesús" nos enseña dos cosas importantes: "Someterse a Dios” y “resistir al diablo” El conflicto de Dios contra Satanás se realiza por Su pueblo sumiso resistiendo activamente a Satanás al insistir a todo costo, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Verá quien desea la voluntad de Dios al orar,Para que Dios pelee sus batallas, tiene
al yo que renunciar.
ORACIÓN:
¡Oh, Señor, ayúdame a aceptar el hecho de que nací para luchar y soy responsable de buscar y hacer la voluntad de mi Padre sobre la tierra resistiendo los intentos del enemigo de anular esa voluntad! Con este objeto oro para que la voluntad de desprenderme de la absorción sofocante de la vida civil se fortalezca en mí, para que yo sea un buen soldado de Jesucristo. "Y que ningún espíritu de cobardía anule la clave del Guerrero, la vocación que es nuestra".
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