lunes, 26 de abril de 2010

Las bajas de la guerra espiritual


CÓMO PERDER UNA BATALLA Y GANAR LA GUERRA

OBJETIVOS:

Al concluir este capítulo serás capaz de:

n Escribir el versículo llave de memoria.

n Identificar cuatro ejemplos bíblicos de hombres que perdieron una batalla pero ganaron la guerra.

n Enumerar cuatro pasos para ganar la guerra a pesar de perder una batalla.

n Dar una referencia bíblica que pruebe que puedes recobrarte del fracaso espiritual.

n Dar una referencia bíblica para usar cuando Satanás te condene por el fracaso.

n Explicar cómo puedes aprender del fracaso espiritual.

VERSÍCULO LLAVE DE LAS CLÁUSULAS DE LA GUERRA:

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7).

INTRODUCCIÓN

En este curso has aprendido muchas estrategias para la guerra espiritual. En la medida que aplicas este conocimiento avanzarás en tu habilidad para pelear en la fuerza y en el poder del Señor Jesucristo. Pero a pesar de tu conocimiento de estas estrategias, de tiempo en tiempo, puedes enfrentar el fracaso. No te desalientes... algunos de los más grandes hombres de Dios enfrentaron situaciones semejantes.

En este capítulo estudiarás sobre cuatro grandes hombre que perdieron batallas pero continuaron para ganar la guerra. Aprenderás pasos para recobrarte de la derrota y continuar hacia la victoria a pesar del fracaso. Aprenderás también cómo tratar con la condenación del enemigo. El fracaso puede enseñar importantes lecciones espirituales... y recuerda... es posible perder una batalla y todavía ganar la guerra.

PERDIENDO UNA BATALLA

Hay varios ejemplos en la Escritura de hombres de Dios que perdieron batallas con el enemigo:

JOSUÉ:

Josué fue un gran comandante militar que asumió el liderazgo de la nación de Israel después de la muerte de Moisés. Uno de los desafíos que Dios dio a Josué fue conducir a Israel a través del río Jordán para reclamar su tierra prometida. Uno de los guerreros de Israel pecó al tomar despojos (propiedad) del enemigo, algo que Dios había prohibido. Debido a que había “pecado en el campamento” Israel perdió la batalla de Hai (Josué 7).

EL REY DAVID:

El Rey David perdió una importante batalla cuando los malvados amalecitas invadieron la parte sur de su reino y quemaron la ciudad de Siclag. Llevaron a las mujeres cautivas, incluyendo las esposas de David. Los amigos y soldados de David se enfadaron tanto con él que amenazaron con apedrearlo hasta morir. David fue grandemente apenado y desalentado (1 Samuel 30:1-6).

El Rey David también perdió una gran batalla en el mundo espiritual en un momento de su vida. Cometió adulterio con una mujer llamada Betsabé que era la mujer de otro hombre. Cuando esto resultó en el embarazo de Betsabé, asesinó a su esposo para tratar de cubrir su pecado (2 Samuel 11 y 12).

EL PROFETA ELÍAS:

Una malvada reina llamada Jezabel envió un mensajero al profeta Elías informándole que ella estaba planeando asesinarlo. Elías...

“Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres” (1 Reyes 19:4).

Aquí estaba un gran hombre de Dios que había sanado a los enfermos, resucitado a los muertos, y ordenado a los elementos de la naturaleza en el nombre del Señor. Ahora se estaba escondiendo, temeroso, desalentado, y queriendo morir.

EL APÓSTOL PABLO:

El apóstol Pablo también enfrentó la derrota. Él escribió una vez que debido a las experiencias en Asia estaba “abrumado sobremanera” y “había perdido la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). Pasó por momentos en los que estaba atribulado, perplejo, perseguido, temeroso, y abatido (2 Corintios 4:8-11; 7:5-6)

GANAR LA GUERRA

Cada uno de los líderes mencionados perdieron batallas con el enemigo. En la medida que te involucras en la guerra espiritual, tú también puedes experimentar una pérdida. Pero aunque pierdas una batalla con el enemigo, ello no significa que hayas perdido la guerra. Una guerra se conforma de muchas batallas. Tan sólo porque perdiste una batalla ello no significa que perdiste la guerra.

Cada uno de estos hombres perdieron una batalla, pero se recobraron para ganar la guerra. Las estrategias espirituales que usaron te ayudarán cuando has perdido una batalla. Es posible recobrarse de la trampa del enemigo cuando pierdes una batalla:

“Y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:26).

La palabra “escapen” aquí significa despertar o levantarte tú mismo. Un lazo es una trampa encubierta (ve la sección “Para Estudio Adicional” de este capítulo). “Escapen del lazo del diablo” significa que debes tomar TÚ acciones para recobrarte después de perder una batalla espiritual. Aquí están acciones a tomar para recuperarte de los lazos del enemigo:

PASO 1: RECONOCER TU FRACASO:

n Josué reconoció y admitió el fracaso en Hai. Él dijo:

“¡Ay, Señor! ¿Qué diré, ahora que Israel le ha vuelto la espalda a sus enemigos?” (Josué 7:8).

n No fue difícil para David reconocer el fracaso en el incidente de Siclag. La pérdida era evidente para el ojo natural. La ciudad fue quemada y las mujeres fueron llevadas cautivas. Pero fue más difícil para David admitir en fracaso en el incidente con Betsabé. Nadie sabía de su pecado excepto él, Betsabé, y el profeta de Dios. Pero David admitió “he pecado contra el Señor” (2 Samuel 12:13).

n Elías admitió el fracaso. Dijo:

“Luego de caminar todo un día por el desierto, fue a sentarse debajo de un enebro. Entonces se deseó la muerte y dijo: Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres” (1 Reyes 19:4).

n Pablo reconoció sus fracasos. Dijo que había estado “atribulado, perplejo, perseguido, abatido, e incluso perdido la esperanza de la vida” (2 Corintios 4:8-9; 2 Corintios 1:8).

No permitas que el orgullo evite que admitas que has perdido una batalla. En vistas a recuperarte de la trampa del enemigo, primero debes reconocer que estás en su lazo:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros” (1 Juan 1:8).

PASO 2: ARREPIÉNTETE:

No es suficiente con reconocer el fracaso. También debes pedirle a Dios que te perdone:

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

n David se arrepintió de su pecado con Betsabé. Lee su gran oración de arrepentimiento en el Salmo 52. Este es un buen Salmo para ser usado como oración cuando has fallado.

n Josué investigó hasta que encontró la causa del fracaso de Hai. Descubrió que un líder militar entre el pueblo había desobedecido a Dios y provocó que el ejército perdiera la batalla. Él y el pueblo se arrepintieron delante de Dios (Josué 7).

n Elías se arrepintió. Admitió que no era mejor que sus pecaminosos ancestros (1 Reyes 19:4).

n Pablo señaló que aunque tuvo una gran batalla con la carne (Romanos 7) fue capaz de ganar la victoria mediante “el arrepentimiento de obras muertas” (Romanos 8; Hebreos 6:1).

PASO 3: RESTABLECE TU FUERZA ESPIRITUAL:

En el mundo natural cuando un ejército ha experimentado una pérdida militar, se toma tiempo para restablecer las fuerzas de combate antes de regresar al campo de batalla. Los comandantes analizan los problemas, toman acción correctiva, y fortalecen y animan a las tropas. Este es un importante principio en el mundo espiritual también. Cuando has experimentado fracaso en la guerra espiritual debes restablecer tu fuerza espiritual.

n Josué esperó delante del Señor en oración para recobrar fortaleza espiritual antes de regresar al campo de batalla. Oró para descubrir la razón del fracaso y recibir directivas para las acciones correctivas (Josué 7:6-15).

n David ayunó y oró después de su fracaso con Betsabé. Después recibió comida física después de la muerte de su hijo con Betsabé. En el incidente de Siclag David “tomó ánimo en el Señor” y reorganizó sus fuerzas antes de regresar al campo de batalla (2 Samuel 30:6).

n Elías descansó, fue ministrado por un ángel, y esperó en una montaña hasta recibir fortaleza mediante una manifestación especial del poder de Dios (1 Reyes 19).

n Pablo se animó a sí mismo en el Señor. Se recordó que nada, ni siquiera su fracaso, podía separarlo de Dios:

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? Antes, en todas estas cosas somos MÁS QUE VENCEDORES por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 8:35,37-39).

Aquí están algunas maneras de restablecer tu fuerza espiritual:

n Estudia el mayor libro de guerra espiritual jamás escrito... la Palabra de Dios.

n Pasa tiempo en ayuno y oración. Incorpora los principios del ayuno y la oración que aprendiste en este curso, incluyendo atar el poder del enemigo en tu vida. Pídele a Dios que te revele las causas del fracaso tuyo y qué hacer para corregir la situación.

n Revisa las estrategias de guerra espiritual de este curso. Pídele a Dios que renueve tu fortaleza y que te ayude a poner estas estrategias en práctica.

n Descansa físicamente. El hombre es cuerpo, alma, y espíritu. Cuando tu cuerpo físico está exhausto, _atanás puede tomar ventajas y afectar a tu alma y espíritu.

PASO 4: REGRESA AL CAMPO DE BATALLA:

Una de las principales estrategias del enemigo es tratar que renuncies cuando has perdido una batalla espiritual. Mientras que es cierto que el Espíritu Santo algunas veces te convencerá de tu error cuando fallas, existe una diferencia entre la condenación del enemigo y la convicción del Espíritu Santo. El Espíritu Santo siempre especifica un pecado mientras que la condenación de Satanás es generalizada. Satanás hablará palabra generalizadas de derrota para ti:

“Deberías mejor rendirte”.

“Todos han perdido la confianza en ti”.

“A Dios no le importa o te habría ayudado”.

“Eres tan débil y bueno para nada”.

“Nunca serás capaz de hacerlo como cristiano”.

“No eres bueno”.

No escuches a la condenación del enemigo. Reconoce tu fracaso, arrepiéntete delante de Dios, y reconoce que...

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).

Usa este Versículo para derrotar las estrategias condenatorias de Satanás y luego... ¡regresa al campo de batalla!

n Después de la pérdida en Siclag, David regresó al campo de batalla a una gran victoria militar. Recobró todo lo que el enemigo había tomado de él. Y David recobró todo lo que los amalecitas se habían llevado...

“Rescató David todo lo que los amalecitas habían tomado, y libró asimismo a sus dos mujeres. No les faltó nadie, ni chico ni grande, así de hijos como de hijas, ni nada del robo, de todas las cosas que les habían tomado; todo lo recuperó David” (1 Samuel 30:18-19).

n Josué continuó con las campañas militares en la tierra prometida con grandes victorias militares. Regreso a Hai y conquistó las mismas fuerzas militares que habían provocado la derrota. Cuando regresas al campo de batalla espiritual después del fracaso, puedes no sólo recobrar todo lo que el enemigo te ha robado, sino que puedes continuar para ganar nuevas victorias.

n Elías se recobró de su desaliento y regresó a la batalla espiritual, y llevó a cabo algunos de los más grandes milagros en las historia de su ministerio.

n Y en cuanto a Pablo... lee la porción restante del pasaje que mencionamos previamente:

“Que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9).

Aquí está un guerrero espiritual que venció. Él dijo que estaba:

Atribulado... PERO NO ANGUSTIADO

En apuros... PERO NO DESESPERADO

Perseguido... PERO NO DESAMPARADO

Derribado... PERO NO DESTRUIDO!

Recuerda que “el justo cae siente veces, y se levanta nuevamente” (Proverbios 24:16).

APRENDIENDO DEL FRACASO

Pablo escribió a la iglesia en Corinto:

“Hermanos, no queremos que ignoréis acerca de la tribulación que nos sobrevino en Asia, pues fuimos abrumados en gran manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. Él nos libró y nos libra y esperamos que aun nos librará de tan grave peligro de muerte” (2 Corintios 1:8-10).

Pablo explicó que los problemas en Asia le habían enseñado una importante lección. La lección era que “no debemos confiar en nosotros sino en Dios”. Esta es una importante lección para aprender del fracaso. No puedes confiar en ti mismo en la guerra espiritual. Tu poder, tu autoridad, tu victoria está asegurada solamente en Cristo Jesús.

Pabló miró más allá del mundo natural para ver los beneficios espirituales de los problemas, tentaciones, adversidades y fracasos:

“Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día, pues esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16-18)>

Pablo había aprendido que aunque el hombre exterior se desgasta, el hombre interior se renueva. Las aflicciones de la batalla resultaron en crecimiento espiritual. No era lo visible lo importante, sino lo que estaba sucediendo en el mundo espiritual.

En lugar de renunciar a la batalla, Pablo aprendió del fracaso y continuó hacia la victoria. En 2 Corintios 1:10 indicó que Dios...

“libró” (en el pasado)

“libra” (en el presente)

“librará” (en el futuro)

HACIA LA VICTORIA

A pesar de todas las perplejidades, persecuciones, problemas, desalientos, Pablo fue capaz de decir en los días finales de su vida:

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7).

Si aprendes cómo ganar la guerra con el enemigo a pesar de los fracasos temporales de la pérdida de una batalla, tú también serás capaz de responder... “HE PELEADO UNA BUENA BATALLA!”

INSPECCIÓN

1. Escribe el versículo llave de las Cláusulas de la Guerra.

2. De los ejemplos usados en esta lección, nombra a cuatro hombres que perdieron una batalla pero ganaron la guerra.

3. Enumera cuatro pasos para continuar a ganar la guerra a pesar de perder una batalla.

4. Da una referencia bíblica para usar cuando Satanás te condene por tu fracaso.

5. Da una referencia bíblica que pruebe que puedes recobrarte cuando has perdido una batalla con Satanás.

6. ¿Qué lección aprendió Pablo de su derrota en Asia?

(Las respuestas se encuentran al final del último capítulo de este manual)

MANIOBRAS TÁCTICAS

1. ¿Has sido derrotado en una batalla con Satanás? Sigue los cuatro pasos dados en esta lección para superar la derrota:

n Reconoce tu fracaso.

n Arrepiéntete.

n Renueva tu fuerza espiritual.

n Regresa al campo de batalla.

2. Una de las principales estrategias que Satanás usa para derrotar a los creyentes es el engaño. “Engañar” es desencaminar o provocar que alguien crea algo que no es cierto. Aquí están algunas cosas que la Biblia enseña sobre el engaño:

n Se nos dice que Satanás es engañador y que engaña no solamente a individuos sino también a naciones: Apocalipsis 20:10.

n Satanás opera con “todo engaño de iniquidad”: 2 Tesalonicenses 2:10.

n Se nos advierte que el engaño aumentará: 2 Timoteo 3:13.

n Puesto que el engaño aumentará, se no alienta a ser precavidos de los eventos que indican el regreso de Jesús: Mateo 24; Marcos 13; 2 Tesalonicenses 2:3.

n Se nos advierte de aquellos usados por Satanás para engañar: 2 Corintios 11:13; Tito 1:10; 2 Pedro 2:13; 2 Juan 7.

n Cada no salvo es engañado por su propio corazón: Jeremías 17:9.

n Cada no salvo es engañado por el pecado: 2 Corintios 4:4; Hebreos 3:13.

n No aceptes “discursos razonables” engañosos que no están de acuerdo con la Palabra de Dios: Roanos 16:18; 2 Corintios 4:2.

Eres engañado:

n Si escuchas vanas filosofías: Colosenses 2:8.

n Si confías en las riquezas y permites los deseos de la carne: Mateo 13:22; Marcos 4:19; Efesios 4:22.

n Si eres un oidor y no un hacedor de la Palabra de Dios: Santiago 1:22.

n Si dices que no tienes pecado: 1 Juan 1:8.

n Si escuchas a hombres malvados: 2 Timoteo 3:13.

n Si crees que eres importante cuando en realidad no eres nada: Gálatas 6:3.

n Si piensas que no cosecharás lo que siembras: Gálatas 6:7.

n Si piensas que los impíos heredarán el Reino de Dios: 1 Corintios 6:9.

n Cuando piensas que eres sabio porque tienes la sabiduría de este mundo: 1 Corintios 3:18.

n Al parecer ser espiritual cuando una lengua no conquistada revela tu verdadera condición: Santiago 1:26.

n Si no crees que Jesucristo vino en la carne: 2 Juan 7.

n Si piensas que el contacto con el pecado no tendrá efecto en ti: 1 Corintios 15:33.

Habiendo estudiado esta lista, ¿ encuentras áreas en las cuales el enemigo te ha engañado? Si es así, reconoce el engaño, arrepiéntete y regresa al campo de batalla!

4. La Biblia declara que Dios es tu liberador en la guerra espiritual: 2 Samuel 22:2; 1 Crónicas 11:14; Salmos 18:2; 40:17; 70:5; 144:2; Daniel 6:16.

n Pone a tus enemigos en tus manos: Jueces 3:28.

n Jesús es llamado el Libertador: Romanos 11:26.

n Jesús vino para predicar liberación: Lucas 4:18.

n No eres librado por la fuerza del hombre: Salmos 33:16.

n Dios liberta:

o El pobre: Job 36:15.

o Los que Le temen: Salmos 34:7

o El justo: Proverbios 11:8, 21.

o Aquellos que caminan sabiamente: Proverbios 28:26.

o Los piadosos: 2 Pedro 2:9.

n Te libera de:

o Los hombres violentos: 2 Samuel 22:49.

o El enemigo: 2 Samuel 22:18; Salmos 18:48; 78:42.

o De las contiendas del pueblo: 2 Samuel 22:44; Salmos 18:43.

o Todo temor: Salmos 34:4.

o Temor de la muerte: Hebreos 2:15.

o Tus problemas: Salmos 34:17; 54:7; 81:7.

o Aflicciones y persecuciones: Salmos 34:19; Hechos 7:10; 2 Timoteo 3:11.

o Malos gobernantes y gente malvada: Hechos 12:11.

o La ley: Romanos 7:6.

o De corrupción a libertad gloriosa: Romanos 8:21.

o La muerte segunda: 2 Corintios 1:10.

o El poder de las tinieblas: Colosenses 1:13.

o La ira venidera: 1 Tesalonicenses 1:10.

o Hombres no razonables: 2 Tesalonicenses 3:2.

o La batalla: Salmos 55:18.

o De la caída y tu alma de la muerte: Salmos 53:16; 116:8.

o De aquellos que te odian: Salmos 69:14.

o Infierno: Salmos 86:13.

o Desaliento: Salmos 107:6.

o Destrucción: Salmos 107:20.

INSTRUCCIÓN FINAL

... PARA LA GRAN ÚLTIMA

BATALLA DE LA GUERRA ESPIRITUAL

Hay un gran conflicto final que llevará a esta guerra espiritual de las edades a una triunfante conclusión. Satanás y sus fuerzas malignas serán derrotadas y Jesús reinará por siempre como Rey de reyes.

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